miércoles, 2 de febrero de 2011

Hacia una verdadera Reforma del Estado

Definir el Estado

Ya son casi 188 años durante los cuales, el Estado peruano ha crecido
y evolucionado, como la sociedad, es decir, en forma lamentablemente
desorganizada. Debido a una real ausencia de visión de futuro, la
clase política ha generado este defecto.

Recién, luego de este tiempo, considera que es necesario reformarlo
profundamente. Pero resulta que este proceso inverso, carece del mismo
defecto: se está iniciando de manera desordenada y, en función, de la
inspiración de una sola persona: el gobernante de turno.

En este esfuerzo, en el que necesariamente deben participar todas las
fuerzas políticas, las organizaciones de la sociedad civil y la
sociedad en su conjunto, estas están ausentes, no obstante que su
futuro es el que está en juego.

Ante esta situación, los sectores de intereses, cuando se vean
tocados, reaccionarán por mantener el stablishment, porque en él han
aprendido a sobrevivir y sacar ventaja. Es por eso que, antes de
emprender esta vital tarea para el país, se hacen necesarias algunas
acciones previas a la reforma.

Acciones previas

Antes de emprender el proceso de reforma del Estado, han debido
plantearse necesariamente las siguientes preguntas:

¿Por qué debe reformarse el Estado?,

¿Cómo se piensa iniciar y conducir el proceso? y

¿Qué tipo de Estado es el que se quiere alcanzar?

Pero ninguna de estas interrogantes y sus respectivas respuestas, han
sido dadas a conocer a la población, la que finalmente es la única y
exclusiva dueña del poder y la víctima o beneficiaria de la reforma.
¿Es a sus espaldas que debemos emprender este necesario y vital
esfuerzo?

Algunas respuestas

El Estado debe reformarse, porque a través del tiempo ha devenido en:

Excluyente: Su poca visión de la realidad y el haberse organizado a
espaldas del pueblo, ha originado que exista una economía formal y una
informal, la que genera el 70% de transacciones económicas que se
realizan en el país. Del 100% de agentes económicos, el 98% son
pequeñas y microempresas y, de ellas, sólo el 16% son formales en
estrictu senso. Más del 60% de agricultores de la Sierra y Selva, no
tienen título de propiedad, y en el interior del país, el 42% de
propietarios de viviendas, las construyeron ilegalmente, y el 38%
sobre terrenos invadidos al Estado, es decir, sobre propiedades que
nos pertenecieron a todos los peruanos.

Centralista; La capital ejerció, por desidia de todos los gobernantes,
una fuerza centrípeta. Se hizo crecer dañinamente, el Estado en la
capital. Tardamos ciento ochenta años en ser macrocefálicos; y hoy nos
desesperamos por recorrer el camino inverso en el menor tiempo
posible, y con el clientelismo político, como as bajo la manga.

Ausente; Existen territorios donde habitan naciones (como los
ashaninkas, aymaras, boras, machiguengas, etc.) donde el Estado no
existe.

Ellos aplican hasta hoy, sus propias leyes, incluidas las penas de
muerte. Pero hay algo más trágico; vastos territorios de la sierra,
solo conocen al Estado porque este los obliga a votar, es decir
"robarle" parte de su poder, pero a cambio solo reciben indiferencia.

Ineficiente; los servicios básicos, como educación, salud y programas
sociales, son pésimos. La corrupción y lenidad campean en el servicio
que nos hace ciudadanos: la administración de justicia.

Mal administrador; nuestro país es rico en recursos naturales. Hemos
dejado explotar el 37% de ellas, sin que la población (a la que le
pertenecen estos recursos) haya visto variar su situación.

El Estado cada año fabrica más pobres. El Presupuesto General de la
República, desde hace muchísimos años es mal concebido y pésimamente
mal administrado. El rubro de infraestructura es deficitario, y el
pago de la deuda externa, bordea el 25% del total. Generalmente
cubrimos los déficit con préstamos cuyo destino, solo sirve para
cubrir gastos corrientes (en su mayoría) y muy poco en inversiones que
generan desarrollo.

Inicio y conducción

Muchos de nuestros males, están contenidos en la Constitución. Algunos
juristas dicen que ya hemos tenido muchas Constituciones, como para
aventurarnos en otra. Lo que no dicen es que muchas de ellas fueron
para "blanquear" dictaduras, y otras han sido "fruto y resultado de
singulares crisis políticas que cambiaban los rumbos de la nación, al
vaivén de los intermitentes caudillos que hemos tenido", como afirma
Jorge Basadre. No tengamos temor; o hacemos otra Constitución, o
sometemos a la actual a una reforma profunda, sin desnaturalizarla;
porque hasta ese fin, no está facultado el poder constituido. Este
proceso tiene que ser simultáneo con la reforma del Estado.

De acuerdo a la Constitución, la estructura del Estado tiene tres
poderes (Título IV: de la estructura del Estado): Poder Legislativo
(Capítulo I), Poder Ejecutivo (Capítulo IV) y Poder Judicial (Capítulo
VIII)

Poder Ejecutivo

La reforma del Ejecutivo, se está iniciando porque sus organismos, son
onerosos y originan duplicidad de esfuerzos, así como porque no están
debidamente distribuidos en el país. Esto es cierto, sin embargo
habría que agregar dos factores: Ineficiencia y Costo respecto al PBI
(algunos creen que el 20% sería lo recomendable, por ahora). Sin
embargo, no se ha emprendido con seriedad, la reforma del Poder
Judicial, y ni siquiera se ha mencionado la reforma del Poder
Legislativo.

Siendo que los partidos políticos son los interlocutores entre el
ciudadano y el Estado, y por su pobre o nula capacidad de asumir ese
rol, han entrado en una profunda crisis; es urgente, hacer reajustes
importantes en la Ley de Partidos Políticos, particularmente en su
nacimiento, organización, funcionamiento y democracia interna.

Poder Legislativo

El Poder Legislativo necesita que se le introduzcan las siguientes reformas:

- Renovación de un tercio de los parlamentarios a la mitad de su mandato.

- Proscribir la inmunidad parlamentaria.

- Admitir solo una reelección sucesiva o alternada.

- Suspensión en sus funciones, a los parlamentarios que enfrenten procesos.

Poder Judicial

El Poder Judicial necesita que se le introduzcan las siguientes reformas:

- Participación popular en el nombramiento y revocatoria de los
magistrados, conforme al art. 139°, inc. 17 de la actual Constitución.

- Contrapeso parlamentario a la facultad omnímoda del Consejo Nacional
de la Magistratura en la designación de jueces y fiscales, así como su
destitución; entre otras reformas.

Horizonte temporal

En razón que esta reforma está contemplada como objetivo en el Acuerdo
Nacional, y este tiene una visión de veinte años; debe estimarse ese
lapso, como el tiempo necesario para alcanzar el Estado deseado.

Sin embargo se hace impostergable elaborar un plan estratégico para
dicha reforma, y un organismo extra-Estado que lo monitoree. De tal
forma que sea un esfuerzo continuo de los tres gobiernos que vienen y
no se detenga o distorsione. El cortoplacismo y la impaciencia nos han
devorado a través de la historia. Que no nos vuelva ha suceder.

El Acuerdo Nacional, en todo caso, es un buen foro congregante, que
puede asumir ese reto. Para ello, no sirven mezquindades, ni afanes
protagónicos.

El tipo de Estado que queremos, debemos diseñarlo todos, porque todos
vamos a vivir en él. Que el Acuerdo Nacional lo discuta; ó que un
inspirado estadista diseñe los objetivos nacionales que el país
necesita hace más de cien años, y los inserte en un proyecto nacional,
el que debe ser difundido y discutido. Esto es lo serio. esto es lo
responsable.

Reflexiones Finales

Es loable el esfuerzo que viene haciendo el Gobierno, por iniciar y
conducir una profunda reforma del Estado. Sin embargo, ella debe ser
adecuadamente difundida a la población, porque este esfuerzo debe ser
con su consentimiento, conocimiento y aprobación, porque finalmente,
ella será la beneficiará o victima de este emprendimiento.

Es pertinente y necesario, plantearse y responder las tres preguntas
básicas arriba mencionadas. Prescindir de ellas, generará desorden,
dispendio de recursos y tiempo. No estamos en condiciones de
desperdiciarlos.

El Acuerdo Nacional, es un excelente foro en las actuales
circunstancias, para congregar voluntades y organizaciones de toda
índole, bien podría monitorear la reforma.

Hasta hoy los partidos políticos se han puesto de costado. Ellos,
imprescindiblemente, deben participar de este proceso, ya que él es un
esfuerzo del Estado peruano y no de un Gobierno en particular.

El horizonte temporal, debería ser veinte (20) años, lo que dura el
Acuerdo Nacional.

La reforma será superficial y de efectos inmediatistas si no se
emprende el esfuerzo paralelo de reformar nuestra Constitución o
elaborar otra.

La estructura del Estado comprende tres poderes, los tres poderes
deben ser reformados en forma simultánea pero coordinada, porque el
Estado tiene una organización sistémica.

Se hace imprescindible, antes de iniciar la reforma, diseñar el Estado
ideal que debemos alcanzar.

En este esfuerzo reformista, debemos poner especial cuidado en la
reforma laboral, ya que ella tiene una marcada incidencia global en la
actual coyuntura de Crisis Financiera, así como el aliento a la
generación de empleo en el frente interno.

--
MARCO ANTONIO ARRUNATEGUI CEVALLOS
DIRECTOR & ANALISTA POLITICO
REVISTA - JUSTO MEDIO
www.justomedio.com