Alvin Toffler dividió la civilización en solo tres partes. Una fase
agrícola de primera ola, una industrial de segunda y una tercera, la
actual, dominada por la cibernética y los avances de la comunicación.
Ninguna de ellas hubiera sido posible, si el hombre no hubiera
recurrido a la naturaleza para comer, vestirse, trasportarse y
comerciar. Incluso su ocio y su afán por lo suntuario, se lo debe a
ella.
Al principio, pocos hombres y rudimentarios métodos, arañaron con las
justas, valles ubérrimos y montañas. No habiendo grandes urbes, las
fuentes y cursos de agua no fueron contaminados.
La suicida agresión a la naturaleza, se fue dando con el tiempo.
Cuando tuvieron que cultivar más y lo hicieron en forma irracional.
Cuando se dedicaron a pescar en mayor volumen y en forma desmesurada,
hasta extinguir especies. Cuando inventaron manos poderosas para
hurgar más profundamente en las entrañas de la tierra y cuando
convirtieron en vertederos de basura los extramuros de ciudades e
hicieron de mares, ríos y lagunas, grandes colectores de deshechos.
Probablemente, sin darse cuenta o atrapado en su propia codicia, el
hombre viene destruyendo el único hogar que tiene. Pues como
consecuencia de su irreflexiva actividad extractiva, se están
emitiendo seis gases contaminantes, siendo el CO2, el más nocivo y de
mayor volumen.
Entendiendo que muchos de los recursos si se agotan, cambian los
ciclos reproductivos y que, agredir la naturaleza, es agredirnos a
nosotros mismos, es que se iniciaron desde los albores del siglo
pasado, esfuerzos por detener esta insania. Lamentablemente hasta hoy
con éxitos relativos.
Toma de conciencia
En EEUU en 1924, se aprobó el acta de Contaminación de Petróleo. La
del Control de la Contaminación del Aire, fue promulgada recién en
1955. Este y otros esfuerzos iniciales tuvieron solo la función de
resolver problemas ya ocurridos con relación a la contaminación del
medio ambiente.
Recién a partir de 1968 con la creación del CLUB de ROMA, se inicia el
proceso de reflexión sobre el futuro del planeta, el que se plasma en
el "Manifiesto de la Supervivencia"; el mismo que antecede al libro
"Los limites del crecimiento", en el cual, se empieza a tomar
conciencia sobre el tema de los recursos renovables y no renovables.
Allí se dice que no se trata de crecer en forma indiscriminada, es
decir, depredando y contaminando.
Luego en 1972, se celebró la conferencia de ESTOCOLMO, cuyo objetivo
fue sensibilizar a los líderes mundiales sobre la magnitud de los
problemas ambientales y que se instituyeran las políticas necesarias
para erradicarlas.
Un años antes, el Secretario General del la ONU U Thant, instituyó el
DÍA de la TIERRA, alrededor del 21 de marzo. Haciéndolo coincidir con
el equinoccio. Día del que muy pocos se acuerdan, tal vez porque no
tenemos mucho que celebrar. Y porque a pesar de las advertencias,
estamos agotando irresponsablemente los recursos no renovables, sin
pensar en las generaciones futuras; y el planeta que les estamos
dejando, está reaccionando violentamente ante nuestra agresión.
Cumbres de la Tierra
Con gran solemnidad, se celebraron después las Cumbres de la Tierra.
La primera en Río de Janeiro el 3 de Junio de 1993 y la de
Johannesburgo (Sudáfrica) el 26 de Agosto del 2002. En la de Río,
participaron 172 gobiernos, siendo varios los temas tratados, entre
ellos el escrutinio sistemático de patrones de producción, el uso de
fuentes alternativas de energía y el problema del transporte público,
ligado a la emisión de los gases y la polución. Sin embargo, lo más
importante fue el acuerdo sobre la Convención Marco de las NN UU sobre
el cambio climático, antecedente del Protocolo de Kyoto.
En la de Johannesburgo participaron 180 gobiernos, y en ella se acordó
promover el desarrollo sostenible, término acuñado por Harlem
Brundtland en 1987 en el Comité Mundial sobre Medio Ambiente; el mismo
que tiene vital importancia, ya que introduce por fin la
compatibilidad que debe haber entre crecimiento económico y
conservación del medio ambiente. Ese es el término que debemos emplear
para entendernos.
Al respecto, debemos recordar lo que David Pierce propuso al Banco
Mundial. De acuerdo a su enfoque una estrategia de desarrollo solo es
sustentable si en el proceso de crecimiento económico, el stock de
todos los activos se mantiene constante o se eleva a lo largo del
tiempo. Entendiendo que los activos son de capitales tradicionales
(maquinarias, fábricas, infraestructura, etc.) y capital humano.
(recursos naturales como bosques, biomasa marina, etc. así como la
calidad del aire y agua ), son estos últimos recursos los que tenemos
la obligación de preservar.
¿Desestabilizadores de los gobiernos?
Curiosamente, se ha pretendido señalar a grupos e instituciones que
velan por el medio ambiente como desestabilizadores de los gobiernos.
En nuestro país incluso han sido identificados como obstáculos para la
inversión extranjera, particularmente en actividades mineras. ¿Es que
acaso, no están presentes como fantasmas del pasado, innumerables
pasivos ambientales provocados por la irracional actividad extractiva?
Hoy mismo, los relaves de Tamboraque a 90 kilómetros de Lima, son una
gravísima amenaza contra los once millones de habitantes de la
capital. Hace meses se declaró la zona en emergencia y se formó un
Comité de Crisis.
Hay 638,000 toneladas de relaves de la antigua mina San Juan que
incluyen plomo y arsénico; los mismos que se encuentran a la vera del
río Rímac. Estos desechos fueron llevados allí desde Mayoc, teniendo
que ser traslados cuanto antes a la quebrada Chinchán; operación a la
que se opone la población, ya que contaminaría la captación de agua
que abastecen los centros poblados de Embarcadero, Nueva Esperanza y
Tres de Enero, pertenecientes a la comunidad de San Mateo de Huanchor.
No menos desastrosa, fue la irreparable contaminación que la Southern
provocó en el valle y playa de ITE en Tacna. Nunca más la faz de la
tierra será como era antes. Este pasivo ambiental es imposible de
recuperar.
¿Oponerse a este tipo de extracción minera o condicionar su actividad
al respeto estricto del medio ambiente, es desalentar la inversión?
El Ministerio del Ambiente ha identificado 1900 pasivos ambientales
generados por la minería. ¿No es este el más desastroso e
irresponsable antecedente, como para justificar la sensibilidad de las
comunidades? Remediarlas requiere 400 millones de dólares; ¿Quién,
cuándo y cómo se va a financiar este importante costo?
Tal vez porque en el mar es menos visible, pasamos casi
desapercibidas, las toneladas de residuos tóxicos que la actividad
extractiva-procesadora, vierte por miles de toneladas cada día.
La actividad magnicida que sobre La Oroya se ejerce diariamente, es
otra muestra del pobre respeto que se tiene sobre los hombres y el
medio ambiente. Largos periodos de inacción e innumerables foros poco
productivos, justifican apelar al dramatismo para comprometernos en el
esfuerzo de salvar el planeta.
AL Gore, el ex vicepresidente de los EEUU, nos ha advertido en su
libro "Una verdad incómoda", que los próximos diez años, son la última
oportunidad para contener el cambio climático. No la dejemos pasar.
Calendario ignorado
Como para tratar de acallar nuestra conciencia, se ha elaborado
durante varios años un calendario de conmemoraciones. El 21 de Marzo
se ha instituido como el Día del árbol. Día Forestal Mundial. El 22 de
mismo mes el Día Mundial del Agua y el 22 de Abril el Día de la
Tierra. ¿Cuántos ciudadanos lo saben? Estas y otras fechas, han pasado
y seguirán pasando desapercibidas.
Nuestro país, es uno de los amnésicos, siendo que tenemos una gran
parte del bosque amazónico que recicla el CO2 producido por las usinas
de los países mas industrializados.
Toda esta, es una verdad incómoda, y haría bien el casi flamante
Ministro del Ambiente, en ejecutar dos acciones, básicas;
concientizar1 y controlar. Bienvenida la inversión extranjera, siempre
y cuando se someta a las más severas exigencias del respeto al medio
ambiente. Esa es la posición de "JUSTO MEDIO", su revista.
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MARCO ANTONIO ARRUNATEGUI CEVALLOS
DIRECTOR & ANALISTA POLITICO
REVISTA - JUSTO MEDIO
www.justomedio.com