La gravedad de esta cobarde masacre no solo está en el hecho de la pérdida lamentable de valerosos soldados, sino en dos actitudes que merecen nuestra más enérgica condena: indiferencia e ineficiencia.
Cuando se produjeron las primeras bajas en el VRAE durante este Gobierno, un cariacontecido presidente Humala y su "asesora" Nadine Heredia encabezaron un nutrido grupo de autoridades civiles y militares, que fueron a la Base Aérea del Callao a recibir los féretros y expresar su pesar y condolencia a los deudos.
Indiferencia presidencial
En esta oportunidad la indiferencia presidencial ha sido evidente. Hemos visto con estupor, velatorios escondidos y entrega clandestina de féretros. Está claro que el presidente Humala, está pensando solamente en las encuestas y sabe que este tipo de acontecimientos afecta su popularidad, razón por la cual ha querido mantenerse distante de esta tragedia.
Actitud que difiere totalmente de la que adoptó con los trabajadores de Camisea (que no fueron "rescatados") a los que "secuestró" por veinticuatro horas y los uniformó para tomarse una foto con ellos. Puro populismo.
¿Cómo entender la indiferencia de un soldado-Presidente ante la muerte de sus camaradas de armas? ¿Tienen más valor las encuestas de popularidad que el cumplimiento de su deber como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas? ¿Qué brillo puede tener el bastón de mando que luce en ceremonias oficiales, si ambos no estuvieron presentes para rendir honores a los caídos? ¿En qué oscuro lugar quedó enterrada la lealtad? ¿"Es tan difícil ser derecho"?
Entendiendo las razones
Pero el mal ejemplo se ha extendido. Tampoco estuvieron presentes el rabioso (para otras cosas) Ministro de Defensa; ni los altos mandos militares, empezando por el presidente del Comando Conjunto, organismo responsable de conducir las operaciones en el VRAE.
Ya vamos entendiendo las razones por las cuales, esos mismos mandos, abandonaron a su suerte a tres valerosos policías que acudieron a rescatar los tripulantes de un helicóptero abatido.
Sin embargo, debemos también hacer notar: la imperceptible cobertura que dieron los medios de comunicación a este hecho tan grave. Con excepción del diario "La República", los demás le dedicaron un pequeño recuadro ¿Es tan rutinaria esta notica? ¿Ya no nos conmueven estas muertes o dejaron de ser importantes? El caso lamentable del estudiante Ciro Castillo acaparó las portadas de todos los diarios durante meses.
Reconocemos públicamente, que nos causó un inmenso dolor la fotografía de la página tres del diario "La República", en la que cuatro soldados, compañeros de armas, velan en una humilde capilla ardiente al sargento Junior Ñaupa. Pero creemos que así fue mejor. Acompañado de los que de verdad lo sienten, no de los que con cálculo político, se aparecen solo para medrar de su dolor.
Un vez más, ineficiencia
Pero esta tragedia, también ha demostrado una vez más: ineficiencia. Tenemos un Presidente, un Ministro y un Presidente del Comando Conjunto, que están distantes de entender el problema del VRAEM.
Coincidiendo con diversos analistas, como Jaime Antezana, venimos sosteniendo que el enemigo en esa región no es el terrorismo sino el narcotráfico. Tampoco son (como equivocadamente se asegura) "narcoterroristas".
El mismo Almirante Cueto (quien no tiene ninguna experiencia en este asunto) afirma que "la población de la zona sobrevive de la economía del narcotráfico". Apelemos al Código Penal. En él se puede leer claramente que quienes apoyan la producción y comercialización de la droga, están incursos en el delito de narcotráfico. ¿Queda alguna duda que los delincuentes "terroristas" (?) son los que permiten este ilícito negocio e incluso tienen sus propias pozas de maceración?
Una guerra equivocada
El Ejército y la Policía (sin unidad de comando efectiva) vienen luchando contra estos delincuentes desde hace diez años. Con efectivos inmensamente superiores respecto a los supuestos "terroristas" a los que un General Presidente del CCFFAA, cuantificó entre 200 y 300 desquiciados. Las Fuerzas del Orden tienen armas, municiones, y medios de comunicación sofisticados.
¿Por qué no pueden obtener la victoria? ¿Por qué han tenido hasta hoy más bajas que el "enemigo"?. La respuesta es simple: están conduciendo una guerra equivocada. Y mientras esto no se corrija, como dicen los analistas, el país seguirá lamentando tragedias como la de Mazángaro.
El narcotráfico es una actividad ilegal que ni siquiera los EEUU (con todo su poderío bélico) han podido derrotar, Y es que ningún vicio humano ha podido desaparecer, lo que queda es aprender a convivir con él, disminuyendo los efectos nocivos que ocasiona. Esta es la verdad. No nos hagamos ilusiones.
Si la demanda de cocaína en el mundo se está incrementando y extendiendo, ¿Qué razón de mercado habría para que disminuya su oferta? Sin embargo, esta no es una guerra perdida.
A pesar que las áreas de cultivo de coca se han incrementado y producimos 320 toneladas de droga al año, podemos hacer mucho para combatir los efectos colaterales de corrupción, producción y lavado de activos; lo que sucede es que hasta hoy no hemos dado los pasos correctos o tal vez no los hemos querido dar.
Control de rutas de acceso
No habría interés en producir hojas de coca, si no existiera la posibilidad de que estas se conviertan en droga. Y esto solo es posible con el empleo de precursores. ¿Por qué hasta hoy no hemos podido controlar, aunque sea solo uno de ellos: el permanganato de potasio, que se importa del extranjero? ¿Qué extraña razón nos ha hecho insuficientes, en este esfuerzo? Cae de maduro que este debe ser el primer esfuerzo del Estado. Sugerimos controlar las rutas de acceso al VRAEM con el Ejército, porque la Policía solo incauta el 5% (¡increíble!) de los insumos que se trafica.
¿Por qué no hay ningún detenido de alto vuelo por lavado de activos? ¿Es sensato admitir que la policía no sepa quienes son los grandes dueños de las 320 toneladas de droga que producimos al año? ¿Por qué solo se incauta el 6% aproximadamente? Corrupción.
Ausencia del Estado
Se dice que el VRAEM se ha convertido en la zona de mayor producción de droga debido a la ausencia del Estado. Craso error. Los narcotraficantes están allí, porque esta es una zona apta para el cultivo de hojas de coca. Y ese cultivo (está probado) no tiene alternativos. Nada cuesta más que la coca. Ningún otro cultivo se convierte en droga. Así se construyan muchas obras más, los narcotraficantes seguirán produciendo droga hasta, que, por efecto de un control más efectivo se muden a otro sitio, como ha sucedido en el Huallaga.
En resumen, esta tragedia que ha enlutado a la familia militar, le ha sido indiferente al comandante Humala por razones políticas. Ha hecho prevalecer sus intereses antes que sus emociones. Ya están advertidos todos los soldados. Pero también se ha puesto en evidencia, que la estrategia que se viene aplicando en la zona desde el inicio de las operaciones es equivocada; lo lamentable es que sigue siendo la misma. Lástima que en el holocausto de los errores estén poniendo su solitaria cuota de sacrificio los valerosos soldados, a los que se les paga con indiferencia y sueldos indecorosos.
Finalmente, nada podemos esperar de los organismos que dicen defender los derechos humanos. Ellos han hecho de la felonía su forma de vida y su medio de sustento. Y sus retorcidas convicciones ideológicas les han negado la posibilidad de expresar: aunque sea un pésame a los deudos de estos héroes de la patria. ¡Honor a los Caídos! ¡Viva el Ejército Peruano!